sábado, 26 de mayo de 2018

Las armas secretas (fragmento) - J. Cortázar


Ahora voy a pensar en ti, querida, solamente en ti toda la noche. Voy a pensar solamente en ti, es la única manera de sentirme a mí mismo, tenerte en el centro de mí mismo como un árbol, desprenderme poco a poco del tronco que me sostiene y me guía, flotar a tu alrededor cautelosamente, tanteando el aire con cada hoja (verdes, verdes, yo mismo y tú misma, tronco de savia y hojas verdes: verdes, verdes), sin alejarme de ti, sin dejar que lo otro penetre entre tú y yo, me distraiga de ti, me prive por un solo segundo de saber que esta noche está girando hacia el amanecer y que allá del otro lado, donde vives y estás durmiendo, será otra vez de noche cuando lleguemos juntos y entremos a tu casa, subamos los peldaños del porche, encendamos las luces, acariciemos a tu perro, bebamos café, nos miremos tanto antes de que yo te abrace (tenerte en el centro de mí mismo como un árbol) y te lleve hasta la escalera (pero no hay ninguna bola de vidrio) y empecemos a subir, subir, la puerta está cerrada, pero tengo la llave en el bolsillo...


miércoles, 16 de mayo de 2018

Adolescente que duerme

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Un débil rayo de luz matutina se cuela a través de las cortinas grises de aquel cuarto de paredes blancas. En el suelo hay algo de desorden, medias a un lado, camisetas regadas a lo largo de la habitación; unos guayos llenos de lodo reposan en una esquina, junto a un balón de fútbol. Hay también un maletín abierto, varios cuadernos por fuera, una sudadera sucia, una chaqueta trajinada y maloliente, papeles desperdigados a un lado y otro. Justo en el centro de la habitación hay una cama y en ella, envuelto en esas sábanas blancas duerme plácidamente un adolescente. Aún no se ha dado cuenta de que le llegó la menstruación.

lunes, 14 de mayo de 2018

Un día díficil

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Lisa se despierta asustada, ya es tarde para salir a trabajar. Se baña lo más rápido que puede, ya tendrá tiempo el fin de semana para lavar su cabello como acostumbra. Se viste con lo primero que encuentra. Se parte una de sus uñas con la mesa de noche. No tiene tiempo para preparar desayuno, ni mucho menos de escoger la fruta que comerá a media mañana. Abre la nevera, coge lo primero que encuentra. Un yogur que se venció hace dos días. Con suerte no le caerá mal a su organismo. Con suerte el colon irritable de Lisa le perdonará esta imprudencia. Con suerte. Sale corriendo. Luego de veinte minutos pasa el bus que la lleva a la oficina. Va sudando, apretada en medio del tumulto. Un hombre está muy cerca a Lisa, le soba sus partes íntimas. Alguien cerca parece no haberse bañado. Y todavía falta mucho para llegar. Al parecer será un largo, casi interminable día.