lunes, 30 de junio de 2014

Anybody seen my baby



Es raro, debí anticiparlo cuando la noche anterior mientras nos besábamos en la cama, sentí que lloraba, sus lágrimas caían por sus mejillas. Lo único que atiné hacer fue secar su rostro con mis manos. "No, no pasa nada", respondió cuando le pregunté el porqué de su llanto silencioso. Y luego, me besó aún con más pasión, se acercó aún más, se desnudó, me desnudó y así, llorando, hicimos el amor, una, dos veces, despacio, sin prisas ni premuras, despacio, mientras sus lágrimas resbalan por su rostro.

Al día siguiente, al abrir los ojos, no estaba. Su lado de la cama empezaba a enfriarse, había dejado su teléfono celular, sus documentos. No había siquiera una nota de despedida, ni un mensaje, nada. Llamé a todos los números de la gente que la conocía pero nadie supo dar razón. Solo Gabriela, su amiga incondicional, dijo "ah, otra de sus crisis", no dijo nada más, no dio ni una sola indicación de qué hacer.

Y me quedé así, con la certeza de que no estaba, que había dejado atrás todo. Sin saber qué hice, si actué mal, si dije algo indebido, si ella se sentía incómoda con el ritmo de nuestras cosas.

A veces me despierto a las cinco a.m. y no puedo seguir durmiendo y me entra un ataque de ansiedad y quisiera ponerme de pie, salir a buscarla, sin descansar hasta encontrarla, tenerla de nuevo frente a mí y... a veces me despierto y siento que hasta por aquí, cerca, que no se ha perdido del todo, que me ronda, tal vez está en un rincón de mi habitación y a oscuras me ve dormir, a oscuras me ve despertar, a oscuras me atormenta. 

¿Cuál era la razón de tu llanto esa noche, amor?

Voy caminando, rumbo al trabajo y creo verte en el rostro de los que pasan a mi lado, creo verte en la otra acera, detrás de una vitrina de un almacén de zapatos, desde un balcón, en un bus, la mujer que se queda mirándome, la pasajera de un taxi, la señorita que a lo lejos viene paseando un perro.

No estás acá pero cierro los  ojos y tal vez estés aquí, conmigo, tal vez sigues llorando y no quieres que te vea, que te sienta así. Llevas semanas sin aparecer, ni una llamada, ni un mensaje, un correo electrónico, algo, nada, nada maldita sea, nada. Tu lado de la cama está helado y las ropas que dejaste en el closet poco a poco, de tanto olerlas, han perdido tu aroma. Y no estás...

Ni cerca...

Ni lejos...

No estás...

Cierro los ojos y ni siquiera así, ya no te siento, no, no estás.



Ésta es la canción de hoy. Así. A ritmo de los Rolling Stones.

sábado, 21 de junio de 2014

S.O.S




Allá está ella. Y evita mirarlo, evita que sus miradas se encuentren, así sea por casualidad. Le esquiva la mirada, todos lo notan, es obvio. Mueve las cosas de lugar, habla con los que se le acercan y preguntan algo, canta, tararea fragmentos de canciones, limpia, organiza y lo evita. Todo lo hace evitándolo.

Allá está él. Y pareciera que se le escapa el alma en cada suspiro, en cada palabra que no dice, en cada instante que pasa lejos de ella. No le importa que los demás noten esa agonía interna, ese desespero. Nada vale la pena si ella está lejos. Nada vale la pena si ella no atiende su llamado de auxilio.

¿En qué momento llegaron a separare? ¿En qué momento dejaron que el dolor tomara las riendas? Nadie sabe que pasó, solían verse tan bien, solían encarnar eso que los libros y los poemas y las historias de los abuelos describen como felicidad. Si al caer la tarde, cuando el día comienza a vestirse de noche, salían tomados de la mano, sonriendo, con ese brillo propio de los ojos cuando se ama. Si a mitad de la mañana él llegaba con un vaso de café para ella y se daban un beso corto, así, de esos bonitos, cargado de amor. Si ella, a eso de las 3 pm, pasaba a su lado, le acariciaba la mejilla y despeinaba su cabello.

Y la gente que entra a la tienda los mira a cada uno, y callan, porque sin conocerlos, sin saber su historia, saben que entre ellos dos hay un vacío.

A veces, cuando él está atento en otra cosa, ella lo mira de reojo. Y un par de minúsculas lágrimas se asoman por sus ojos y quizás teme que sea lo último, lo definitivo, que algo adentro se esté muriendo. Pero no. Tiene miedo y eso basta para no ir corriendo a besarlo. A veces, cuando ella se queda mirando hacia la calle, él parece tomar el impulso para ir hasta donde ella, abrazarla y espantarle las sombras, las pesadillas, los miedos, los temores y poblarle de besos la vida, el aliento, los amaneceres. Pero no.

Pero no.

Pero no. No hay distancia más grande que la que se forma cuando los corazones de dos personas están tan cerca y laten a la misma frecuencia pero sus dueños no se deciden a perdonarse y amarse.

No.

Esta es la primera de lo que planeo sean las narraciones de escenas inspiradas en once canciones que, a lo largo de los últimos dos años, me han perseguido, gustado, rayado la cabeza, no sé.
La canción original que da nombre a esta entrada la canta Abba, la que me gusta, la canta Meryl Streep

miércoles, 18 de junio de 2014

Crimen perfecto



Romper un corazón es el crimen perfecto. Como los sentimientos no tienen cuerpo ni queda una evidencia tangible del daño, no queda evidencia de lo que pasó, el daño está hecho, el dolor va por dentro. No importa si ese alguien, la persona herida, lastimada, se pudre por dentro, de a poco, bastante, no. Las palabras se las lleva el viento, el dolor pasa (tarde o temprano) y ni huella del cadáver. Romper un corazón es el crimen perfecto.

domingo, 1 de junio de 2014

Escribo todos los días, inclusive los domingos...



"Escribo todos los días, inclusive los domingos, de nueve de la mañana a tres de la tarde, en un cuarto sin ruidos y con buena calefacción, porque lo único que me perturba son las voces y el frío. Durante las horas de trabajo fumo cuarenta cigarrillos negros, y el resto del día se me va tratando de desintoxicarme. Los médicos dicen que me estoy suicidando, pero no creo que haya un trabajo más apasionante que de algún modo no sea un suicidio."

Tomado de:
García Márquez, Gabriel. (1994). Crónica de una muerte anunciada. Con A propósito de Gabriel García Márquez y su obra. Bogotá: Grupo Editorial Norma.