sábado, 30 de enero de 2010

Open water


De un tiempo para acá tengo la fuerte sensación de que todo ha cambiado, de que el mundo a pesar que sigue igual ya no es el mismo. Las cosas parecían ser diferentes al principio, las emociones eran más intensas.

Quizás sea la edad, veintiseis años vienen cargados de muchas cosas. Te das cuenta de que el amor es distinto a lo que plantean las telenovelas o las comedias románticas que de cuando en cuando ves a solas en tu cuarto, amar es al parecer todo lo contrario a las mariposas en tu estomago de adolescente, amar es algo similar a la cotidianidad, a la costumbre, al querer estar con alguien a pesar de que ya nada te sorprenda.

También parece que las cosas se encogen, como cuando pasas por aquel colegio campestre donde estudiaste hace tiempo la primaria y ves esa cancha que en ese entonces parecía eterna, gigantesca, y ahora no te parece más grande que cualquier cancha de futbol de tu barrio.

Y así, un día te despertás sintiendo que todo a tu alrededor ha cambiado, a pesar de que todo huele, sabe y se siente igual... porque lo que tocan tus dedos no parece ser lo mismo, y pensás si es aire lo que respiras al puro estilo de Matrix y no sabes si elegiste la pildora azul o la roja, el mundo no es el mismo, no sabes en que estación se detuvo y vos te bajaste sin saber luego para donde coger.

lunes, 18 de enero de 2010

Perfecta


Todo sería más fácil en las relaciones de pareja si todo fuera como cuando uno va a un restaurante donde se arma una pizza o una lasagna con los ingredientes que se le antojen, decir: echale tomate, jamón, queso, aceituna, salami. Pero no, tenés que arreglartelas con el menú que te da la vida.

Lo anterior debido a que recientemente una amiga posteó en una aplicación del FB que le gustaría encontrar a un hombre sincero, detallista, tierno, cariñoso y con varias cualidades que toda mujer desea encontrar en su pareja igual. Y yo digo "bueno, si las parejas se armaran como se arma una figura de Lego".

Todos tenemos una idea de lo que nos gustaría encontrar en nuestra pareja perfecta. A mí me encantaría encontrar una mujer que amara los videojuegos, que le gusten el clima lluvioso, que deteste el calor, que prefiera pasar toda una tarde de domingo viendo películas en el DVD, que leyera bastante y tuviera conocimientos de cosas frikis. Además, que tuviera iniciativa, que le gustara el manga, anime y cómics, que fuera ordenada, que tuviera un cabello tan lindo que incluso estando despeinada se viera bien (incluso, que le gustara estar despeinada de vez en cuando), que tuviera una profesión artística o relacionada con el arte (la fotografía en especial), que le gustara ver series de tv tipo gLee, The Big Bang Theory, Two and a Half Men, Bones, Lie to Me y cosas así por el estilo. Y de paso, ya que me permití el lujo de soñar despierto un rato, que tuviera senos pequeños, trasero bonito, grande y firme, delgada, cabello entre castaño y rubio, entre otras cosas.

Siguiendo así, todos tenemos nuestra propia versión de lo que sería la perfección hecha carne y hueso. Y aunque a veces la vida nos puede dar sorpresas, no siempre es como pensamos que sería. La pizza no viene al final con todos los ingredientes o si lleva una con muchos de ellos hay irremediablemente algo que "defeca" la relación.

Por eso es bueno aceptar a la gente tal cual como viene, tal cual como aparece en el menú (sin importar una adición de queso, salami, peperoni), aceptar como viene el kit y descubrir el gusto de probar una nueva combinación. Eso y contentarse pensando, creyendo, que en el mundo existe una persona así, sólo que vive en el lado equivocado del planeta.

jueves, 14 de enero de 2010

De visita por las librerías


Después de un breve descanso del mundo...

Últimamente las visitas a las librerías se han vuelto demasiado tediosas. El hecho de buscar casi que a los mismos autores y los mismos libros contrasta con el afán de encontrar nuevas letras, nuevos escritos y nuevas cosas que se salgan de lo que acostumbro a leer. Y es que el panorama no es que sea, a mi modo de ver, muy alentador. Es gratificante encontrar a alguien que no se esfuerce en crear una nueva trilogía sobre los mismos temas de vampiros, magos, mundos fantásticos, criaturas sobrenaturales, como si en el mundo no hubiera otras cosas de las cuales que hablar.

Por eso, cada vez que voy a una librería, así sea a curiosear, huyo de la zona de las novedades editoriales, porque de novedades ya no tienen nada. Sé que voy a encontrar un libro escrito por alguien que recién fue liberado del secuestro, una libro sobre prepagos universitarias, algún político que cree que lo piensa le interesa a todo el mundo, una novela de algún famoso, un libro de algún famoso que se cree gracioso, algo de autoayuda, y si tengo suerte algo de Coehlo. Y si, también le huyo a esos autores que las reseñas de las revistas corren a etiquetar como “una de las plumas más mordaces de este siglo”, “el renacer de la literatura colombiana contemporánea”, entre otros calificativos.

Lejos de esos estantes donde se exhibe lo que está comprando todo el mundo hay otros libros que valen la pena ser descubiertos. Nombres que pasan desapercibidos a primera vista, títulos que pocas posibilidades tuvieron de aparecer en las páginas de una revista. Incluso, en ocasiones espero que pase el furor por determinado autor para animarme a leer algo de él. Creo que son pocos los escritores que busco entre los anaqueles de las librerías, recientemente le sigo la pista a Jaime Bayly y a Hanif Kureishi, también busco antologías de cuentos pero no he podido encontrar una que de verdad me llame la atención.

Tal vez por eso me he vuelto un asiduo lector de blogs, por la posibilidad de encontrar cosas diferentes, de personajes por demás anónimos con deseos de dar a conocer el producto de sus neuronas. Hay muchísimas más posibilidades de sorprenderse sin necesidad de una etiqueta o valoración de una página de reseñas de una revista.