miércoles, 25 de febrero de 2015

Cuando la gente se convierte en canción



Es bonito cuando suena una canción y puedes recordar a alguien y sin importar si hubo dolor, sufrimiento, pena, alegría, goce, puedes sonreír con la mirada perdida en el horizonte, mientras sientes que algo aprendiste, que algo te hizo diferente. Es bonito porque cuando pasa eso, la gente se convierte en canción.

domingo, 15 de febrero de 2015

Ese miedo




A todos en algún momento una pesadilla nos ha sacado de la más placentera de todas las actividades humanas. 

Una de mis pesadillas es tratar de llegar a un sitio, tratar, tratar y tratar pero al mismo tiempo, sentir dentro de ese estado onírico que no se puede llegar al destino. He tenido sueños en los que dar un paso implica moverme aún más lejos de donde quiero llegar y al tratar de devolverme me resulte imposible.

Esta mañana me despertó algo así. Estaba en una universidad y una mujer seguía mis pasos a lo largo de los pasillos, mientras yo trataba de llegar al salón donde daría clases. Al percatarme de la mujer que me seguía, yo trataba de acercarme y ella huía. Así, como el gato y el ratón, tanto ella como yo seguíamos nuestros pasos. Hasta que por fin yo lograba alcanzar a esa mujer y preguntar por sus intenciones, ella respondía con una evasiva y huía. Justo en ese momento llegaba al salón de clase, pero ya era tarde, porque el tiempo se me había ido siguiendo a la mujer.

Y esa sensación de haber fallado, de haberle quedado mal a la gente, fue la que hizo que abriera los ojos esta mañana, justo un día antes de mi primera experiencia como docente en una institución universitaria.


martes, 10 de febrero de 2015

Y dale alegría a mi corazón

Sí, el cuento de hoy está inspirado en esta canción.



Era bonito sentir que compartía universo con alguien, que compartía aficiones y gustos con un hombre determinado en la vida, que ese alguien en particular estaba en un punto de esa misma ciudad, que pensaba en ella, que le embriagaba las noches, le motivaba los días.

Y es que fue en menos de tres meses que este hombre le cambió la perspectiva. Apareció una noche de repente, con la vida hecha trizas y ella decidió tenderle la mano. Una sonrisa, una cerveza, un amanecer juntos, tan solo eso bastó para que todo cambiara. 

Sí, fue bonito. Sobre todo cuando él dejó de aparecer en sus noches, cuando de repente, sin explicación alguna, su voz y sus palabras no acompañaron sus minutos y se quedó a la deriva.

Tiempo después, sin buscarlo, volvieron a verse. Él estaba como siempre, radiante, había compuesto su vida y ella decidió no preguntar nada, dejar que el universo por si mismo le explicara qué había sucedido. Entonces entendió que él había sido un cometa, una estrella fugaz, que había sido necesario, que tenía que aprender, soltar sus ataduras y ella misma seguir su propio camino. En esa ocasión él fue quien le ayudó a ella a remendar los retazos de su vida. Fue bonito reconciliarse con el pasado... y entender que existen miles y misteriosas formas de darle alegría a un corazón.

lunes, 9 de febrero de 2015

Sencillos deseos



Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.

Gioconda Belli.