domingo, 15 de febrero de 2015

Ese miedo




A todos en algún momento una pesadilla nos ha sacado de la más placentera de todas las actividades humanas. 

Una de mis pesadillas es tratar de llegar a un sitio, tratar, tratar y tratar pero al mismo tiempo, sentir dentro de ese estado onírico que no se puede llegar al destino. He tenido sueños en los que dar un paso implica moverme aún más lejos de donde quiero llegar y al tratar de devolverme me resulte imposible.

Esta mañana me despertó algo así. Estaba en una universidad y una mujer seguía mis pasos a lo largo de los pasillos, mientras yo trataba de llegar al salón donde daría clases. Al percatarme de la mujer que me seguía, yo trataba de acercarme y ella huía. Así, como el gato y el ratón, tanto ella como yo seguíamos nuestros pasos. Hasta que por fin yo lograba alcanzar a esa mujer y preguntar por sus intenciones, ella respondía con una evasiva y huía. Justo en ese momento llegaba al salón de clase, pero ya era tarde, porque el tiempo se me había ido siguiendo a la mujer.

Y esa sensación de haber fallado, de haberle quedado mal a la gente, fue la que hizo que abriera los ojos esta mañana, justo un día antes de mi primera experiencia como docente en una institución universitaria.


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