Salir con alguien es salir con las soledades que carga esa persona, con sus vacíos, sus carencias, sus ausencias.
Es descubrir que el universo, de a dos, puede llegar a ser habitado más fácil.
Es dejar a un lado la carga, para compartir por breves instantes el gozo de una grata compañía, el placer de una conversación sin rumbos fijos ni planes premeditados.
Es aventurarse a descubrir otro ritmo, otro compás, otra forma de moverse por el espacio.
Es abrir una puerta para descubrir nuevas ideas.
Es permitirse entrar en tensión con ciertos valores y criterios, encontrar posibilidades, ver con otros ojos lo cotidiano.