jueves, 6 de septiembre de 2012

A la vida no le gusta que yo madrugue


Los que me conocen saben que las madrugadas y yo no nos llevamos bien. Madrugar implica para mi cuerpo que me de más hambre durante el día, que cabecee del sueño en el trabajo o en clase y que me duerma en el bus camino a casa. Sin embargo, hoy madrugar no fue problema. Me desperté casi 30 minutos antes de que sonara la alarma (la que apago habitualmente y me quedo dormido una hora más), me alisté rápido y salí a trabajar, sí, temprano.

El bus, como es normal en esta ciudad en las mañanas, venía algo lleno pero más adelante logré sentarme. 

Los que me conocen saben que cuando voy solo mi ipod es mi única compañía, así que iba concentrado en la música. Entonces me momento me percaté que los demás pasajeros estaban mirando algo abajo. Resultó que momentos antes se había subido un joven a cantar, el chófer le pidió que se bajará, el otro no quiso, forcejearon, se golpearon y el joven quebró uno de los vidrios de la puerta con su puño, bajaron, siguieron con los golpes, se fueron a la estación de policía y después de unos 15 - 20 minutos nos hicieron pasar a otro bus que venía peor de lleno, donde no circulaba el aire y como resultado llegué tarde. Madrugar no vale la pena...

1 comentario:

Anónimo dijo...

En serio?

D:

A mi cuando mucho se me han descompuesto los camiones (bueno, a mi no... pero es un decir), aunque a mi si me gusta madrugar, es que entre mas tarde es, más flojera me da :(

Saludos, cuídate y esperemos que eso no vuelva a pasar