lunes, 21 de octubre de 2013

Depresión postlibro


Como dice una amiga mía, tengo depresión postlibro. Ese desazón que suele dar cuando terminas de leer un libro que te ha acompañado por algún tiempo y te ha entretenido bastante. Y mi depresión, por decirlo así, no solo es por terminarlo sino también por la forma en la que este acaba.

En el libro (La elegancia del erizo de Muriel Barbery), los tres personajes principales encuentran por un fin su lugar en el mundo, cuando por fin se juntan los tres y encajan, en medio de un mundo banal, al que no pertenecen, cuando por fin... y uno de ellos muere de manera accidental y los otros dos se quedan solos, aún más solitarios que al inicio...

Y no sé por qué me parece triste, si en la vida real son escasos los finales felices.

¿Leemos acaso por qué deseamos escapar de lo abrumador que nos resulta el mundo y su aplastante cotidianidad? ¿Nos refugiamos en un libro para poder vivir las vidas que anhelamos?

Lo único que sé es que no tengo la respuesta.

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