Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir... y al fin andar sin pensamiento... perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento... después ¿Qué importa el después?
martes, 20 de octubre de 2015
Un día un hombre cualquiera se despierta
Un día un hombre cualquiera se despierta y siente que en el fondo de su ser hay algo que tiene para contar, un cuento, un relato, algo, expresarse con la palabra escrita, eso.
Pero se levanta, se baña, se viste y sale a trabajar.
En su oficina se pasa toda la jornada escribiendo (pero no lo que quiere escribir) y termina agotado, aburrido, extenuado, sin ganas de más.
Cuando llega a casa se pone ropa cómoda, ve un rato televisión para despejar la mente. Y a las 9 pm, cuando siente que ya ha reposado lo suficiente, se siente sin ánimo ni deseo de encender el computador y escribir. Entonces prefiere leer hasta que su cuerpo le dice que es suficiente por ese día.
Al día siguiente se despierta y siente que tiene algo para contar. Así la rutina hasta que un día, que no podemos establecer con certeza si pasaron días, meses o años, le roba unos minutos a su cotidianidad para hacerlo.
Y escribe.
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