Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir... y al fin andar sin pensamiento... perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento... después ¿Qué importa el después?
miércoles, 3 de febrero de 2016
Difícil dedicar un poema de amor
si alude a romances sofocantes,
tortuosos,
que agobian, sin sosiego.
Amores que no dan tregua,
asfixian, angustian, encadenan.
Amores que no reconocen las distancias
ni la cercanía silenciosa.
Amores ansiosos, desesperados.
Perdona entonces
esos escuetos y sencillos te quiero,
sinceros,
sin adornos ni pretensiones.
Son mis te quiero,
pausados, sin afanes,
llenos de viento, aireados, amplios.
Son te quiero
vividos en ti,
plenos, completos,
que están ahí
tan infinitos en su justa medida.
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