domingo, 29 de marzo de 2015

Lecciones de poética de la vida cotidiana: pereza de domingo



Si pudiéramos coleccionar imágenes poéticas de nuestra vida cotidiana, poco a poco iríamos llenando un álbum de instantáneas, para construir la memoria, para habitar de recuerdos las horas silenciosas. Tal vez una de las primeras imágenes en guardar sería una sonrisa especial, un abrazo, ese primer beso, una cabellera que se despeina feliz en medio del viento.

Esta es la primera de esas imágenes.

A mi manera particular de ver las cosas, es poético hacer pereza hasta tarde con tu compañera/o de viaje, de camino, de ruta. Debe ser sublime estar acostados, sin mayores preocupaciones, con las piernas enredadas, un domingo en la mañana mientras llueve. Y todo está a media luz, iluminado a duras penas con un rayo de luz (esa luz que dan los rayos del sol que se cuelan entre las nubes), y hace frío, y uno y otro, abrazados, respiración suave, el olor del cabello, hacer de ese punto, ese lugar, ese instante, el centro de todo el universo y sentir que no hay mayor sensación de plenitud que encontrar alguien en quien poder refugiarse (en esos brazos) y no hacer más nada que pereza, bella hermosa encantadora sutil sublime deliciosa pereza.


Ni idea porqué pero esta entrada empezó a tomar forma mientras oía esta canción y también con esta, ambas de Hellogoodbye.

1 comentario:

Andrea de Beauvoir dijo...

Sí, siempre hay algo para decir. Algo de Roca, de Bach o de Bon Jovi y con fe no sea algo de Benedetti o aún peor de Coehlo. Y como ya sabemos de mi inhabilidad y evidente falta de talento para escribir, para hablar e incluso a veces para escuchar gente que dice cosas bellas porque las siente, porque son genuinas y porque son similares a lo que tienen adentro, tomo prestadas las palabras de una mujer que hizo de su voz eco de la hermosura que sólo es posible en la poesía.

O fueron nueve

Tal vez tuvimos sólo siete noches
no sé
no las conté
cómo hubiera podido.
Tal vez no más que seis
o fueron nueve.
No sé
pero valieron
como el más largo amor.
Tal vez de cuatro o cinco noches como ésas
pero precisamente como ésas
tal vez
pudiera vivir
como de un largo amor
toda una vida.

Idea Vilariño, Montevideo 1968.