martes, 28 de mayo de 2013

De profesión ñoño


Cuando era niño decía que quería ser de grande policía, bombero, escritor. Fui creciendo y luego, cuando tenía 8 o 10 años, pensé que mi trabajo ideal era (oh sí, todo un ñoño desde bien jovencito) ser dibujante de cómics, que me pagaran por crear personajes, inventar historias, dibujar los héroes de siempre.

(Bueno, eso era cuando no conocía mucho del negocio de los cómics, al menos los comerciales, que tienen una cadena de labores bien dividida y establecida)

En cuadernitos que mi mamá me compraba yo dibujaba aventuras de lo que entonces yo conocía como "Los Superamigos" -y que hoy llamo Liga de la Justicia-. Luego, dibujé la historia de un ninja que viajaba por diferentes dimensiones, junto a su amigo samurai y su novia, una mujer con poderes mágicos. Y había dinosaurios, un clan de reyes déspotas, más magos, dragones, extraterrestres, detectives, caballeros con armadura, rayos láser, aventuras en el espacio sideral, mundos submarinos, espadas, tecnología.

Recuerdo que el último gran enemigo que enfrentaron el ninja y sus amigos fue una hechicera milenaria que se enamoró del hijo de él (que tenía la edad de un niño pero que había sido sometido a un proceso, por los extraterrestres que dominaron el planeta, para acelerar su crecimiento y hacer de él, junto a su pequeña prima, soldados de élite que lucharan en contra de la resistencia terrestre), y que ante la negativa, mujer vengativa, herida, decidió acabar con la existencia de todo lo que se moviera en la Tierra. 

(Luego se me ocurrió que podía dibujar una última gran aventura: al ninja, lo clonaban a partir de unas células obtenidas no sé cómo. De ahí salía un ser que reflejaba el lado maligno del héroe; en una épica batalla quedaba moribundo y mientras se retiraba a recuperarse y hacerse más fuerte, su clon sembraba el caos a su paso. Pero nunca lo hice)

En el último año de bachillerato y parte de la universidad, dibujé una historia romántica... pero... crecí, el ritmo y las responsabilidades y obligaciones se hicieron presentes y no la terminé.

Tal vez por eso ahora me gusta leer tanto de actualidad en el mundo de los cómics, bajar portadas e ilustraciones. Así le doy gusto al dibujante que quería ser cuando era niño.

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