Al parecer el problema siempre va a radicar en crear el ambiente adecuado para dejar que la inspiración, las musas, como quiera uno llamarle, llegue. Escribir en la oficina es a veces complicado, el teléfono, la gente que entra y sale, una cosa, la otra... y en la casa es fácil distraerse, la televisión, la cama, algunos libros, alguna película. Estar frente al computador tampoco garantiza que se pueda escribir, es aún más fácil distraerse.
Los últimos días he tenido que escribir muchas cosas, para la oficina, el curso, el blog... ¿Y cómo he hecho? Cuestión de crear un ambiente cómodo en el que fluyeran las ideas. Seleccionar música que no me distrajera, música con cierto tono, algo de jazz, bossa-nova, tango fusión, indie. Encender una vela de incienso o aceite aromático en un pebetero. Minimizar las distracciones, no tv, no celular, no chats. Abrir word. Dejar que los sentidos se estimularan. Empezar a teclear las primeras palabras. Ir creando, editando, componiendo, redactando el texto, despacio cuando todo estuviera confuso, frenético cuando las ideas se atropellaran por salir.
Esa atmósfera fue la que permitió que sacara adelante la semana pasada, en la que no trabajé (por cuestiones que no vienen al caso) pero si tuve que escribir bastante.
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