Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir... y al fin andar sin pensamiento... perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento... después ¿Qué importa el después?
viernes, 11 de abril de 2014
El destino del amor
Hoy, mientras revisaba mi perfil de facebook buscando algo que no viene al caso, encontré una de las primeras fotos que le tomé a una exnovia (que no viene al caso mencionar quién o qué, porque el que lea tal vez sabrá de quién hablo y así). Y no sé qué fue, pero la vi hermosa, recordé que me había enamorado, que me había encantado y sonreí.
Y pasa que con el tiempo y la vida y lo cotidiano y la rutina y el corre corre y todo, uno se va desencontrando, se desdibuja la persona y lo bello se diluye; amar hace daño y no se reconoce la mirada del ser amado. El amar parece haberse convertido en una serie de actos, rutinas aprendidas de memoria, de vacíos, ausencias, eso.
Entonces, una mañana, despiertas y sientes que quien duerme a tu lado parece ser un extraño y te preguntas por el destino del amor. Y sin embargo está ahí... pero tampoco está.
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